domingo, 23 de mayo de 2010

A continuación nos permitimos trascribir la carta enviada por la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos a Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América y a Janice K. Brewer, Gobernadora del Estado de Arizona, a propósito de la penosa ley de inmigración promulgada en el estado de Arizona.

29 de abril de 2010
Estimados miembros del congreso:
Escribimos para expresar nuestra convicción de que ustedes tienen que promulgar la reforma migratoria lo más pronto posible. Como gente de fe y líderes de la Iglesia Presbiteriana (E.U.A.), estamos bien preocupados por los efectos devastadores que el presente sistema de inmigración tiene sobre las vidas de todas las personas, familias y
comunidades, tanto inmigrantes como no inmigrantes. La intolerancia, el trauma y el miedo como resultado de la reciente ley promulgada en Arizona, SB 1070, la cual criminaliza también a los que ayudan a las personas “indocumentadas” y requiere a los oficiales policiales identificar y detener a dichas personas, grandemente enfatiza la necesidad de actuar a nivel federal.

Las iglesias están en las trincheras ayudando a las familias destruidas por un sistema de inmigración que no funciona.
Niños traumatizados por la deportación de padres y familiares es uno de los muchos ejemplos de cómo las familias y comunidades están siendo afectadas negativamente. Ministros y miembros laicos de las iglesias ofrecen servicios y ayuda a todas las personas sin mirar estado legal o documentación. Esta nueva ley en Arizona pone en riesgo a los miembros de las iglesias quienes están llamadas por Dios a ofrecer asistencia humanitaria. Como cristianos no podemos simplemente mantenernos ociosos viendo como nuestras hermanas y hermanos mueren en la frontera de sed o languidecen en los centros de detención, ni podemos ser obligados a no actuar por ninguna ley.
La ley en Arizona también pone en peligro de ser víctimas de crimen a estas comunidades inmigrantes que no llamarían a las autoridades policiales por miedo a ser arrestados y deportados. En vez de leyes que traen miedo y desconfianza, las comunidades inmigrantes deben ser exhortadas a participar junto a las autoridades locales en la seguridad pública, notificando los crímenes y ayudar como testigos. Es imposible tener confianza en las autoridades locales cuando esta ley de inmigración solamente trae miedo y desconfianza. Una ley federal comprensiva de inmigración es esencial para contrarrestar el daño hecho por la ley SB1070.
En las Escrituras comunes a judíos y cristianos tenemos el mandato de “Cuando un inmigrante resida con vosotros en vuestra tierra, no lo maltratéis. El inmigrante que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amaras como a ti mismo, porque inmigrante fuisteis vosotros en la tierra de Egipto…” (Lev.19:33-34). Por lo tanto la Iglesia Presbiteriana (E.U.A.) apoya acción congregacional en el 2010 para una reforma comprensiva de inmigración que incluya un proceso para que los inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos puedan ser legalizados, que reduzca el tiempo de espera para migrar al país y que sostenga la unidad familiar, que proteja a trabajadores contra la explotación laboral, y provea canales eficientes para la entrada de nuevos trabajadores migrantes.
Sinceramente,

The Reverend Gradye Parsons
Stated Clerk of the General Assembly
The Reverend Bruce Reyes-Chow
Moderator of the 218th General Assembly
Linda Valentine
Executive Director, General Assembly Mission Council
cc: Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de America
Janice K. Brewer, Gobernadora del Estado de Arizona

No hay comentarios:

Publicar un comentario