martes, 23 de febrero de 2010

IGLESIA PRESBITERIANA DE COLOMBIA
LXV ASAMBLEA GENERAL DEL SINODO

DECLARACIÓN PASTORAL PÚBLICA

¡Cuán innumerable son tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;..
Todas ellas esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
Salmo 104

La LXV Asamblea General del Sínodo de la Iglesia Presbiteriana de Colombia (IPC) se reunió los días 10 al 12 de febrero de 2010 en la ciudad de Bogotá con el lema: Trabajando Por la Justicia y la Paz. Iniciamos con una Consulta sobre misión de la IPC en el contexto actual en la cual profundizamos en el aporte de Juan Calvino para fortalecer la pastoral y un testimonio público que nos permita ser una Iglesia que anuncie el evangelio como esperanza y buenas nuevas de paz.

Durante la asamblea dedicamos tiempo para adorar, orar y tener la palabra de Dios como guía ante los actuales desafíos. En esta perspectiva recibimos un llamado para afrontar la crisis ecológica que sufrimos en nuestro país y en el planeta, así como una invitación para poner nuestra confianza en Dios y no en las falsas seguridades que el mundo hoy ofrece.

La reflexión bíblica a la luz de los problemas de nuestra realidad después de pedir la dirección del espíritu de Dios, nos impulsa a declarar lo siguiente sobre la situación de nuestro país:

• Vemos con temor la crisis ecológica reflejada en los cambios de clima que vivimos en muchas de nuestras ciudades y en el campo, que ya empieza a producir escasez de recursos naturales como el agua y el incremento de los precios de muchos alimentos.
• Al trabajar en las comunidades llevando las buenas nuevas, hemos sido testigos del desasosiego de hombres y mujeres que viven la creciente injusticia de un sistema económico que enriquece cada vez más a los ricos a costa de mayor pobreza de los pobres. Esto incrementa la inseguridad, genera desesperanza y pérdida de sentido en la vida de muchas personas jóvenes y mayores.
• Nos preocupa en este sentido que la seguridad democrática promovida por el actual gobierno, el elevado costo militar y el crecimiento del ejército si bien han logrado disminuir el accionar de los grupos armados ilegales, no vemos una perspectiva cercana de paz, es evidente el resurgimiento o fortalecimiento de antiguos grupos armados y hay tensiones con los países fronterizos, Ecuador, Venezuela y en la región ante el anuncio del uso de bases militares colombianas por el ejército de Estados Unidos.
• La moralidad en el ejercicio de la función pública ha sido resquebrajada y en su lugar se ha entronizado una ética que cualquier cosa es válida. Las autoridades de control dan cuenta de esta situación al mostrar en sus informes los enormes recursos que se van en la corrupción.
• En este contexto y ante las próximas elecciones para el congreso y la presidencia como iglesia cuyo sistema de gobierno ha sido emulado en las democracias modernas, vemos que los principios de alternación, rotación, pesos y contrapesos, respeto a las minorías aparecen amenazados cuando los gobernantes aspiran a perpetuarse en el poder.
Después de tiempos de oración, dialogo y reflexión sobre el llamado que Dios nos hace y en relación con la responsabilidad que tenemos, ante la situación del país, acordamos fortalecer el sentido de ser iglesia y de dar un testimonio público en torno a los siguientes aspectos:

• Fortalecer el Sínodo en sus aspectos programáticos y de misión en las áreas de Diaconía, Educación y Crecimiento de la identidad eclesial. En esta perspectiva enfatizar un liderazgo del sínodo, de los presbiterios y de las congregaciones locales para liderar acciones y ministerios en estas prioridades de misión.
• Trabajar como Sínodo, con otras Iglesias, organizaciones ecuménicas y sociales para impulsar procesos sociales que fortalezcan la conciencia y las acciones para cuidar la creación y hacer uso responsable de los recursos naturales.
• Afirmamos nuestra convicción bíblica que la paz en nuestro país será fruto de la justicia. En esta perspectiva nos comprometemos a fortalecer el trabajo como iglesia y con otras organizaciones ecuménicas y sociales tanto nacionales como internacionales para participar y aportar en el desarrollo de alternativas de construcción de paz, no centradas en una solución militar.
• Ante el momento electoral que vivimos hacemos un llamado y nos comprometemos a desarrollar procesos de formación que lleven a los miembros de nuestras iglesias y a las comunidades con las cuales nos relacionamos a participar en las próximas elecciones de manera responsable. Esto es, procurar elección de personas que no tengan vínculos con grupos al margen de la ley para fortalecer nuestra nación como un Estado social de Derecho y una democracia más participativa que respete las instituciones y confíe en la responsabilidad que compete a cada una y no en personas individualmente consideradas.

Para hacer realidad estos compromisos pedimos la dirección de Dios y que su Espíritu nos mantenga unidos como Iglesia nacional y con Iglesias hermanas en el mundo, para permanecer en la fe, la esperanza y el amor. Pero sobre todo en el mayor de estos tres que es el amor que nos permite trabajar juntos en confianza y como cuerpo de Cristo en el mundo.

Bogotá, 12 de febrero de 2010